Monday, May 7, 2012

Semblanza cruda (y jocosa) del Matrimonio (I parte)


"Uno debería estar siempre enamorado. Por eso jamás deberíamos casarnos."
-Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde

El Noviazgo
Con razón se dice que el noviazgo es la mejor época de una relación de pareja. ¡Claro! Es la relación perfecta, ya que en esta parte de la vida todo es color de rosa. El misterio y la elegancia son los elementos indispensables para la preservación de la pasión. Generalmente en los fines de semana, el novio invita a su pareja a salir. Él, una vez bañado y perfumado, usará sus mejores atuendos tanto externos como internos para ir en busca de su amada novia. Con una sonrisa a toda boca sale raudo hacia la casa de su prometida. En esos momentos la novia está terminándose de arreglar, se acaba de dar un baño con sales perfumadas, después se premune de una lencería negra Victoria’s Secret que en total pesa unos 85 gr. que cubre con las justas una micro falda, se lanza tres chisgueteadas de perfume francés en lugares estratégicos, ensaya una sonrisa conejil de brillante blanco marfil y con un ánimo dispuesto a sacarle el jugo a su novio, se prepara para el encuentro. Cuando el novio llega, se miran con esa peculiar mirada de orate y sonrisa babosa que suelen tener las parejas cuando están pasando por ese estado de enajenación mental, llamado enamoramiento. (Según Platón, el amor es un estado mental muy grave) Después de un húmedo beso, cogidos de las manitas, entran al auto y se dirigen a un buen restaurante japonés. Tras sendas copas de Sake y unos makis, deciden ir a la discoteca de moda. Una vez allí, con tres tragos y unos cuantos lentos, logran alborotar sus hormonas lo que los lleva con bastante premura al The Firebird Hotel. Ya en la suite se entregan a una explosión pasional, donde cada cual hace gala de sus conocimientos del Kamasutra. Quedando jadeantes, se quedan mirando el techo con una sonrisa de oreja a oreja. En este momento en que los arreglos del peinado, y algunos detalles que por ahí podrían estropear el encuentro, se arreglan disimuladamente y cada cual se va a su casa. Esta es la etapa maravillosa donde solo se conoce una cara de la moneda, la bonita.
El matrimonio
La unión matrimonial, es algo diametralmente distinto al noviazgo ya que a diferencia de la etapa prematrimonial donde sólo se muestra la parte rosa de la relación, en el matrimonio la convivencia mostrará crudamente la realidad de la vida cotidiana. Para las mujeres es una especie de liberación, pero para los hombres es la pérdida definitiva de muchas libertades y comodidades. Por ejemplo, los hombres dejarán con mucha nostalgia su dormitorio de soltero que tenía una decoración muy particular, como sus centerfolds de Playboy pegados en la pared, el banderín de su equipo de fútbol favorito, alguna que otra copa ganada en algún campeonato escolar, su mesa taller con herramientas para desarmar todo tipo de aparatos electrónicos, la computadora, la tele, su equipo de sonido, el DVD player, su raqueta de tenis, una tabla apoyada en una esquina y hasta quizás su moto colocada junto a la puerta, si es uno de esos locos fanáticos de deportes extremos. Ahora, al cruzar el umbral del registro civil, tendrá que vivir por el resto de su vida en un dormitorio decorado, diseñado, estructurado y preconcebido sólo para el placer y el gusto de su querida esposa, (esposa, sinónimo de un aparato muy conocido para enmarrocar a los delincuentes) Todo será rosado, habrá florcitas por doquier, cenefas y tules, un tocador estilo Luis XV color blanco con un gran espejo. De la misma forma, la cama tendrá una cabecera del mismo estilo y en la parte alta, coquetas rosas talladas enmarcando una fina esterilla tejida al estilo francés. El gusto no está en discusión, la cosa es que él ¡cómo va a extrañar su amada moto y su mesa taller con sus herramientas! El baño es otra historia, y esto va en serio, todos los baños de todas las casas de este planeta, son baños para damas. ¿Ha visto usted alguna casa donde en el baño se haya instalado un urinario? Bueno, en el baño de su nueva casa que ha comprado comprometiéndose con un banco por los siguientes treinta años, se le ha dispuesto 5 cm2 para colocar su máquina de afeitar, su cepillo de dientes y su foam, todo en el closet debajo del lavabo. Le han (han, porque su suegra desde antes del matrimonio ya ha estado intrigando y metiéndose en todo), dispuesto una toalla de diario viejita pero aún sin huecos, para que no ensucie las toallas nuevas. Pero no sólo estos aposentos estarán decorados para ella, sino absolutamente todo el resto de la casa. Él creerá que podrá sentarse en esos maravillosos sofás blancos que ha comprado y que podrá posar sus Addidas en las alfombras también blancas con sus amigos, ¡ni soñarlo! Ya su suegra ha dispuesto un comedorcito de diario de pino macizo para que el “desgraciado monstruo peludo de ocho manos” que se robó a su bebé pura e inocente como la mismísima Virgen María, coma y atienda a sus amigotes allí. En la sala, ¡ni soñar! En cuanto a la famosa primera noche de amor, qué distinta será cuando se encuentren con la vida real. Después de la ceremonia y la recepción, con las espaldas bien adoloridas por los trescientos palmazos recibidos, salen raudos en el Mercedes alquilado hacia la noche de locura de amor. Ya en el camino se dejan escuchar sendos comentarios como: “por fin terminó todo, los pies me están matando, ¡uf! ¡Qué calor hace! ¡Me muero de sueño! Cuando llegan al hotel, suben a la suite y él todo galante se dispone a cargar a su querida esposa. Cual Schwarzenegger la levanta con cierta gracia pero al hacerlo pierde el equilibrio porque el hombre tiene un cuarto del cerebro lleno de alcohol, y ¡plum! Ambos se van directamente al suelo. Entre risas y sobadas de trasero, riéndose hasta el llanto, ingresan a la suite del hotel de cinco estrellas. Se abrazan tiernamente y se dejan caer en la cama matrimonial. Ella se pone romanticona, se levanta, se va al baño y en cinco minutos hace su triunfal aparición premunida de un calzón-tanga casi invisible color negro, el cabello suelto cubriendo apenas sus hermosos pechos y extra dosis de perfume francés de alto octanaje. Sin embargo su sonrisa se le congela al ver a su “hombre para toda la vida” profundamente dormido y roncando como tren de sierra porque al fin y al cabo el sexo ya no es novedad para él y el champán ya es mayoría en sus venas. Ella lo mira como vería a un cuy y entonces se le pasa por la mente coger el velo del vestido de novia y estrangularlo allí donde está. Pero su infinita ternura maternal sumada a su instinto de economista por la jugosa hacienda de su marido se lo impide y se recuesta junto a su amado y más bien decide desarroparlo, ponerle su pijama y ayudarlo a meterse en la cama para terminar viendo televisión y de vez en cuando observar a su hombre dormir cual bestia recién parida. A eso de las 6 de la mañana se prende automáticamente el televisor y ambos saltan de la cama asustados. Se miran sonrientes con ojos alegañados y ella le estampa un profundo beso que él rechazará porque viene con un aliento de gato. Entonces ambos saltan de la cama y se dirigen al baño para dentrificarse y apurarse para que el mañanero no se enfríe. En el proceso, ella ve cómo su maridito hace unas carraspeadas gargantuales tan sonoras que su intención matinal la deja mejor para más tarde. Acto seguido, luego de comentar el acontecimiento de la noche anterior, los pisco sours, los whiskies y los champagnes, sumados a la comilona y la torta de matrimonio que es más pesada que el plomo, súbitamente se presentan sus efectos secundarios. Los dos coinciden en ir a la toilette. Obviamente el marido cederá la posta a su querida esposa. Hay que recordar que ahora ella es la reina de la casa y él ni siquiera el consorte sino el bufón-esclavo. Él esperará ansioso leyendo el diario que acaba de llegar, preguntando una y otra vez si ya va a salir. Cuando ella sale, su marido casi bizco de ansiedad, ingresa prácticamente atropellándola pues ya no puede esperar más. Una vez dentro se pregunta, ¡qué fue del perfume de Hubert de Givenchy, pardiez!
El nuevo hogar
Tras el desastre de Stalingrado en el hotel, se disponen a inaugurar el nuevo hogar. El ha comprado una linda casa diseñada por uno de los mejores arquitectos del momento y es la envidia de todos los que lo quieren tanto. Ella está encantada porque todas sus amigas la envidian porque logró casarse con el soltero más codiciado del grupo y más que nada, por ser tan sexy, desde luego, desde el punto de vista de su cuenta bancaria. Al entrar a la residencia, sienten esa maravillosa sensación de entrar a su propio territorio. Por fin, un sitio donde ellos serán de ahora en adelante, los únicos amos y señores del castillo, un lugar donde nunca nadie jamás les dirá lo que podrán hacer o no. Así, abrazados, cuando están por pasar a la hermosa terraza que antecede al jardín, la horrísona voz de la madre de ella rompe la armonía de aquel momento de felicidad. -¡Suegra! Grita el marido con los ojos desorbitados. ¡Mamá! Grita ella, -¿Cómo entraste? Nos diste el susto del siglo. La dulce suegra enarbolando una sardónica sonrisa les muestra un triplicado de la llave de la puerta de entrada y responde oronda;
- Me mandé hacer una llave extra para ayudar a instalarte hijita. El marido, comenzó sentir mareos y luego náuseas.
-Solamente voy a venir durante los primeros meses para decirte lo que tienes que hacer hijita, total no tienes experiencia, me lo vas a agradecer, ya verás. Se dirigía sólo a ella, ya que el marido, para la rataza, simplemente él no estaba allí. El hombre de la casa ante este panorama, sale deprisa hacia el dormitorio con cara de tranca. Ella, lo sigue. En el dormitorio ella le asegura que haría que se fuera, pero no inmediatamente para no herir los sentimientos de su mamita. Él accede de mala gana y hasta acepta que se quede a almorzar con tal que después se vaya. Ella le agradeció ser tan comprensivo dándole un meloso beso. Al bajar, ella encontró a su madre sentada en la sala.
-Espero que el feísimo de tu marido no te haya hecho un berrinche, mi amor, espetó la suegra. -No mami, no me ha dicho nada y es más queremos que te quedes a almorzar con nosotros.
-Bien, más le vale, respondió la bruja. Ve a llamar a tu padre, no esperarás que lo deje almorzar solo. Ella, dudando un momento, asintió con la cabeza.
-Sí, mami, por supuesto. Eso sí, mamita, yo voy a preparar el almuerzo, porfa, mira que es mi primer día en la casa.
-Bueno hijita, pero no te vayas a quemar, yo te voy a ayudar.
El marido, en el dormitorio, encendió el televisor y se puso a ver cable tratándose de olvidar por el momento el incidente ocurrido, precisamente, en el primer día de su vida de casado. ¡Aún no habían pasado las 24 horas desde que el cura lo había sentenciado de por vida! y en la cocina ya se había producido la invasión de Polonia.
La recién casada solo quería preparar una palta rellena como entrada, pero al intentar cortar la primera palta, su madre prácticamente se la arranchó de las manos,
-¿Te has fijado si está suficientemente madura, hijita?
-Ay  mami, por supuesto, dijo ella conteniéndose.
Cuando se dispuso a cortarla, su madre gritó:
-¡Ay! Dame, dame, hijita, fijo que te vas a cortar, me pones nerviosa, yo lo hago, más bien alcánzame los camarones y la mayonesa, y ten cuidado de no romper el plato y lávalo primero, y sécalo también. ¿Vas a usar los cubiertos de diario? ¿Qué mantel vas a poner? Usa el que yo te regalé, así me sentiré menos triste que te hayas ido de la casa con el tontín de tu maridito. ¿Ya le avisaste a tu padre? Anda, llámalo y aprovecha para decirle que lo llamó el señor del banco y que no se olvide..... Ella, sintió un estremecimiento en todo el cuerpo, no podía concebir lo que le estaba pasando. Otra vez aún después de casada, ¿seguiría su madre comandando su vida? Era la de ahora o nunca. Respirando profundamente, cogió a su madre de la cintura y la llevó en medio de protestas, y a paso de polka hacia el auto.
-Mamá, ¡basta! A partir de hoy esta es mi vida y la quiero vivir sola con mi esposo. Es el primer día de mi matrimonio, ¿entiendes? Yo te llamaré cuando quiera que vengas y no me hagas una escena porque esta vez no voy a ceder, ve a la casa y dale un beso a papá. Aún con la cara de desconcierto la bruja se trepó al auto y salió del predio rechinando las llantas. Mientras se alejaba el engendro, ella sintió que había ganado una primera batalla, y se sentía muy bien. Regresó a su casa, terminó tranquilamente de preparar el almuerzo y llamó a su marido. Al bajar, ella le presentó una linda mesa. Él le preguntó por su madre y ella le hizo un guiño. Él entendió perfectamente y se ambos se dispusieron a disfrutar de su primer almuerzo juntos y solos, en su propia casa. Después de un reparador encuentro íntimo y una deliciosa siesta, salieron a dar una vuelta en su nueva 4 x 4. En la noche, salieron a comer al restaurante de moda. Al entrar se encontraron con dos parejas de amigos.  Inmediatamente uno de ellos juntó otra mesa y sin preguntar, las dos parejas se acoplaron a los recién casados. Como de costumbre, en cinco minutos se polarizaron las conversaciones y los hombres se pusieron a comentar el último partido de fútbol, temas de política, hablaron de la querida de uno de sus amigos y hasta le preguntaron con la mayor raza qué tal se había comportado en la cama su esposa. Por su parte las amigas cuchicheando coincidieron en preguntarle cosas nada íntimas, como de qué tamaño la tenía, si era una fiera en la cama o era pura pinta. Finalmente después de pagarle la cuenta a todo el grupo, se fueron a su hogar comentando que estuvo simpática la reunión pero que la próxima vez buscarían un lugar no tan de moda. Al arribar a la casa vieron que las luces estaban encendidas.
–Ladrones, susurró asustada la recién casada. Se acercaron cuidadosamente y advirtieron que el auto de la querida suegra estaba parqueado en la entrada de la residencia. Entraron con cierta cautela y encontraron a los papás de ella sentados en la sala con cara de muy pocos amigos. Como de costumbre, al hombre de la casa ni lo saludaron y la suegra inmediatamente rompió en llanto quejándose amargamente de haber sido maltratada. El padre le pidió explicaciones y se armó, en un segundo, el bombardeo de Berlín. El marido de puntitas, se escurrió a su dormitorio, cerró la puerta despacito y dejó a la familia extraña que se matasen entre ellos. Más tarde bajaría a recoger los cadáveres. A las dos horas, se abrió la puerta y apareció su querida esposa con una cara que más bien parecía sello. Tenía los ojos desorbitados e inyectados y las mejillas mojadas por las lágrimas. Antes que pudiera preguntarle qué había pasado, su dulce y tierna esposa, lanzó un alarido que hizo que a su maridito se le erizaran los pelos de la nuca. ¡Me dejaste sola y no me defendiste, no pareces mi marido, si al menos me hubieses apoyado! ¡Buuuuuuaaaaaaaa!
-Querida no te pongas así, cálmate mi amor. ¡buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡No me toques, ¡No me toques! ¡Te odio, te odio, te odio!, ¡iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!! ¡Buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! El reciente marido, se cubrió la cara con una mano mientras se protegía con la sábana sentándose en la almohada sintiéndose igual al padre Karras ante Regan en el exorcista. Estaba viendo la cara oculta de la Luna y no era Selene sino el mismísimo demonio en persona y lo peor de todo es que se acababa de casar con él. Decidió esperar y, siempre protegiéndose, esta vez con el cubrecama, dejó que su esposita se calmara. Observó que ella se había dirigido a su cartera y había sacado unas pastillas.
–¿Desde cuándo toma pastillas? Pensó para sí. Cuando se calmó y finalmente se quedó dormida, miró por encima de su cartera y vio sendos blísters de Xanax, Prozac, Tonopan, Alergical y Microgynon. Su cartera era una sucursal de la farmacia. Hondamente preocupado, tardó como dos horas para conciliar el sueño, pero no pudo dormir profundamente ya que recordó que su suegra tenía un triplicado de la llave y tenía que hacer algo para solucionar ese problema. A la mañana siguiente, se levantó  alrededor de las ocho y media y bajó a tomarse un café. Casi se le cae un testículo entre las medias cuando vio a su suegra leyendo su periódico tomando su desayuno. Su querida suegra había traído muchas cosas del market y había estado arreglando todo en la cocina.
–Buenos días suegra, dijo el marido. La bruja no le contestó y siguió tomando su café leyendo el periódico. Entonces tomó su taza y se regresó a su dormitorio. Ese día no hizo nada ni dijo nada. Al día siguiente, puso el despertador a las seis de la mañana y esperó  la llegada de su suegra. Hacia las siete y media oyó el auto del engendro. Inmediatamente, se despojó de su bata quedándose completamente desnudo y recostándose en el sillón de la sala con el periódico abierto, se preocupó de los detalles a fondo por lo que separó ampliamente las piernas mostrando su artillería sexual. Cuando la suegra entró, lanzó un grito casi exacto al de una rata, se cubrió los ojos y llamó a su hijita a gritos. La esposa que conocía perfectamente el aullido de su madre, bajó a trancazos las escaleras por las que casi se desmadra porque se le enredó la bata con una pantufla, para encontrarse con esa escena que era lo más parecida a una película de Fellini. Ambas estaban como paralizadas mientras que el marido leía calmadamente el diario completamente desnudo moviendo pausadamente las piernas. Pasaron varios segundos hasta que la esposa comprendiendo perfectamente el tema de la obra, comenzó a reírse hasta sollozar en carcajadas. La secundó su marido y la suegra increíblemente, comprendió lo que pasaba. Inmediatamente los amenazó, largándose, que nunca más volvería a “ayudarlos” y tras un portazo, dejó tras de sí un silencio celestial. Al medio día tocaron la puerta. Era la chola de la casa de la suegra trayendo la llave triplicada de la casa en un sobre.

II Parte (Continuará)

Saturday, March 3, 2012

La pobreza

La pobreza no es otra cosa que el resultado de una acción errada en la organización de un estado. Una organización humana estable y progresista requiere de un trabajo en equipo perfectamente balanceado para que todos obtengan una forma de vida digna con las inevitables y obligadas categorías que resultan de toda organización. No se puede pensar en la uniformidad de las categorías porque ello deviene en una utopía, que además, no es práctica ni operativa. En consecuencia, la pobreza no debería existir, pues se supone que el camino hacia esta inconcebible situación está vinculada al desarrollo de seres humanos en proceso de deterioro mental, especialmente en lo que se refiere a su auto estima y su progresiva pérdida de interés en asociarse a la corriente progresista comunitaria. Si se vislumbrase un brote de esta anomalía en algunos individuos en una sociedad, ésta deberá erradicarla inmediatamente, aplastando hasta sus cimientos el fenómeno, porque si la pobreza se llega a instalar, será prácticamente imposible erradicarla. Las personas detectadas que muestran indicios de inclinarse a la pobreza deberán ser aislados y sometidos de urgencia a un tratamiento psiquiátrico para que les sea posible reinsertarse en la sociedad antes que su enfermedad se propague como una plaga, ya que este mal tiene una facultad de contagio pandémica. El origen de la pobreza viene de actividades no permitidas como la vagancia, el vicio y la deshonestidad, hijas legítimas de la ignorancia y la incultura y sus ramificaciones los vicios inaceptables como la delincuencia, el pandillaje y otras acciones criminales que se desarrollan como producto de la pobreza. Un estatus que engloba todas las taras humanas que hoy asedian a las grandes ciudades en nuestro planeta. Los programas existentes de lucha contra la pobreza, no son otra cosa que la expiación de los pecados cometidos por todos los gobiernos que han permitido, tolerado, y hasta alentado la propagación de esta plaga inaceptable. Los pobres son una colectividad de seres disminuidos, han perdido totalmente la capacidad de iniciativa, no conocen la palabra progreso y menos aspiración, porque han llegado a la ignorancia casi total. Muchos han perdido por completo la dignidad. La mayoría se conforma con una forma de vida paupérrima y, temerariamente, se reproducen sin ningún control. Los han acostumbrado a pedir todo sin dar nada a cambio, salvo los votos para la elección de un nuevo mandatario. Allí radica precisamente el mantenimiento de esta clase social absurda e inconcebible. Los señores del poder juegan irresponsablemente a esta ruleta rusa que significa mantener una masa que por su naturaleza puede ser fácilmente manejada, aunque históricamente se hayan producido algunas veces muchas revoluciones de las que han surgido pseudo líderes que han terminado casi siempre en un baño de sangre y con el resultado de más pobreza aún, porque siempre los sátrapas no persiguen sueños colectivos sino personales. Si los gobiernos son los responsables de la pobreza emergida producto de una deficiente administración, éstos deben asumir su responsabilidad invirtiendo, más que gastando, millonarias sumas en cortar de raíz la pobreza, tomándose todo el tiempo que sea necesario para resolver el problema. Revertirla podría tomar décadas, pero no hay alternativa si no se quiere que muy pronto las naciones colapsen socialmente ante su incremento, sumado ahora a una ramificación de este cáncer social que ya se ha desarrollado llamada extrema pobreza, que no es otra cosa que la carrera loca hacia el abismo. La indiferencia devendrá en la instauración definitiva e irreversible del caos. Las masas no han contribuido en nada en el desarrollo de la sociedad, sin embargo, se les encarga la responsabilidad de tomar las decisiones fundamentales en todos los temas que desconocen por completo. Esta es una de las fisuras más aberrantes de la democracia que ha devenido más bien en una perfecta oclocracia. Es sorprendente cómo las sociedades no han podido encontrar un sistema de gobierno que permita ejercer una administración apolitizada, fría, eficiente y con autoridad, como para poder aplicar sin miedo y en forma implacable las obligaciones que dictan las leyes. Hay que buscar el equilibrio necesario para actuar sin contemplaciones ante esta amenaza social que perjudica a toda la sociedad en su conjunto. Tomar decisiones drásticas, aún a costo de algunas vidas humanas, permitirá en el corto plazo aplicar el principio de autoridad, haciendo cátedra colectiva de que las normas creadas para la administración de la sociedad deben cumplirse inconmoviblemente, aplicadas, eso sí, con justicia. El cambio necesario para enrumbrar definitivamente a los países que se encuentran en una estancada vía de desarrollo, tienen una solo forma de lograr su definitivo desarrollo; aplicar una política radical, impostergable y sin contemplaciones que arrincone a la pobreza, la detenga y la prohiba, de una manera tal, que evite se siga propagando por un día más. A la humanidad le ha tomado unos veinte siglos para tomar impulso, acaso le queden apenas unos cuantos años para frenar ante el abismo. 

Un Domingo en misa

Obligado a asistir a misa, de mala gana entro a la iglesia de la virgen de Fátima, hemos llegado un par de minutos antes de la misa, el recinto está casi lleno, es casi las doce. La mayoría de los fieles están conversando en voz baja y se ven caras sonrientes, personas que se dan besos de saludo, apretones de mano los hombres, acompañados por sus esposas, cuántos como yo obligados a soplarse el rito. Entra el cura, tiene el aspecto del típico candelejón, de esos que están convencidos que se irán al cielo y que Dios los ama, hay un aire de superioridad en su semblante por sentirse respaldado por el Creador. Tengo que hacer algunas venias a amigos que me hacen un ademán de saludo, como de costumbre las esposas, no obstante las conozco desde los quince años, no me saludan, es la costumbre latinoamericana. Miro a mi alrededor con disimulo, mientras espero sentado en una banca de cedro que me lastima las nalgas y me aprieta la próstata. Detrás de mí oigo un cuchicheo, -¿has visto qué viejo está Jorge? ¿Estará con cáncer? ¡Mira nomás a la chinchosa de su mujer cómo se ha jalado la cara, ¡Huy! Está horrible, se parece a La máscara. La hija está hecha una chancha, pobrecita. –Habla más despacio mujer, se te oye hasta la calle. ¡Oremos, mos, mos, mos y sigue el eco en el santo recinto. Me paro con las manos juntas estiradas, un pequeño coro acompañados de guitarras cantan algo reverberante que nadie entiende, los feligreses cantan para sus adentros con infinita timidez, el cura dice; ...para que sea agradable a Dios todopoderoso por los siglos de los siglos, glos, glos, glos, y sigue el eco. Dos ex jóvenes mujeres conversan a sonrisa amplia desde una banca hacia la posterior sin parar, nos sentamos, nos levantamos, nos arrodillamos. El cura por enésima vez repite que recemos la oración que el mismísimo Jesús nos enseñó. ¿Cuándo fue esto? No lo recuerdo. La mayoría abre los brazos para rezar la oración que nunca le encontré sentido alguno. Es increíble la posición idiota de abrir los brazos como si fueran a sostener la lana de una tejedora, muchos con fervor...Nos sentamos, nos paramos, oremos dice el cura. Cuando ya me duelen las piernas de tanto siéntate y levántate, el cura se prepara a dar su sermón. Será como siempre, aburrido, ininteligible, reiterativo en lo inútil, nadie escucha, nadie entiende por el infernal eco del ábside, la perorata no tiene cuando terminar, las ex jóvenes mujeres no dejan de conversar y mostrar ese tipo de sonrisa falseta que pretende ser muy de clase alta sin serlo. El cura acaba por fin. Reinicia el rito, oremos, levántate, siéntate, arrodíllate, porque Dios va a bajar del cielo, se hace un silencio, la gente baja la cabeza, hay cierta tensión por el aterrizaje de Dios. Por fin Dios se esfuma y se prepara la comunión. Se forman dos filas, varios conocidos y conocidas míos, se levantan para recibir el cuerpo de Cristo. No puedo creer que el miserable de Carlos (nombre ficticio para evitarme un juicio), que maltrata a sus empleados, les paga una miseria, que bota gente sin importarle si los hijos del empleado se mueran de hambre y las sinvergüenzas, (me viene a la memoria lo que me advirtieron de chiquito que nunca se habla de una dama, pero no veo muchas damas, así que sinvergüenzas igual), van a por el cuerpo de Cristo. Hasta su querida me ha comentado que es un miserable, pero igual él comulgará para asegurarse el cielo. Lo siguen otros y otras, unos y otras más inmorales que el peor o la peor de ellas que han hecho y harán maldades sin el menor remordimiento, pero tratan de expiar sus pecados con la hostia divina. La misa se acaba, el cura bendice a todos en el nombre de los tres dioses que son en realidad uno solo. Al fin podremos irnos en paz, yo me muero de hambre, solo pienso en la parrillada que nos ha invitado nuestro amigo Carlos, el miserable, pero tan buen anfitrión, quien al subir a su Mercedes se le acerca un mendigo a pedirle diez céntimos. Carlos como buen cristiano, ni lo mira, le friegan los mendigos, sube rápidamente la ventana eléctrica del meche del año y arranca lo más rápido que puede y pica para alejarse de esos pobretones que joden pidiendo limosna. Yo me he cuadrado invadiendo treinta centímetros del pase peatonal. Un hombre maduro muy elegante acompañado de su mujer y su hijos, me increpa; ¡Aquí no se cuadra! Tiene una mirada feroz, maligna e intemperante a pesar que aún tiene en el estómago el cuerpo de Cristo. Es que afuera de la iglesia, vuelven a ser lo que son, unos hipócritas que pasan en segundos, de darse golpes de pecho, a dar golpes en el pecho de cualquiera.

¿Por qué se calatean las mujeres?

“Más pueden tetas que carretas”
-Proverbio español

Adán miró a Eva con lascivia por primera vez, en el preciso momento en que fue arrojado del paraíso. A Adán se le subió la testosterona cuando se dio cuenta que Eva estaba desnuda. Ya fuera del Edén, a ambos le invadió la malicia. Por ello, Eva se cubrió con un trébol, una hojita para cada parte púdica lo que desquició a Adán sintiendo una taquicardia inexplicable sumado a un súbito priapismo incontenible. Así, Eva descubrió que su contraparte entraba en trance solo con mirarla y más aún, cuando se cubría ligeramente. Después se cubrió con hojas de parra y ensayó una serie de artimañas más, tales como mostrarle solo el ombligo acompañando este acto con una sonrisita coquetona o asomando disimuladamente uno de sus senos o cruzando sus piernas, balanceando un pié. Eva se dio cuenta además, que su Creador le había proporcionado toda la información del coqueteo mientras que a su compañero le había dejado el cerebro en blanco. Eva, día tras día se daba cuenta que se las sabía todas además de otras que estaba inventando. De esta manera Adán, un pobre descerebrado (y sin ombligo), en estos menesteres, en muy poco tiempo se transformó en el esclavo perfecto de Eva. Si Adán quería a Eva, tendría que pagar primero. Tendría que salir al fresco a conseguirle frutas, carne, agua,  pieles para abrigarse, hacerle una cama, conseguir un antro amoblado y engreírla a cada rato. Este fue el verdadero comienzo de lo que vendría en llamar un marido. Un día Adán empezó a desarrollar su cerebro y quiso imitar a Eva. La miró con ojos de carnero degollado, le esbozó una sonrisa frankesténica y disimuladamente se levantó la piel de jabalí que usaba encima para mostrar una de sus velludas piernas. La respuesta de Eva fue fulminante. Adán recibió sendas pedradas, huesos de pterodáctilo chupados y una serie de alaridos estridentes ya que aún no habían inventado un idioma. Adán comprendió que esta técnica no iba a funcionarle de ninguna manera. Así, quedó pensativo lucubrando cómo hacer para atrapar a Eva cuando él quisiera y no como siempre cuando ella quisiera. Como esto ya era muy molesto y se había hecho costumbre, ensayó un nuevo y sutil método. Cogió el mazo que usaba para cazar reventándole la testa a cerdos dormidos y, aprovechando similar situación, lanzó un certero y medido mazazo sobre la cabeza de Eva. Inspeccionó cautelosamente que estuviera bien groggy para acto seguido dar rienda suelta a sus bajos instintos reprimidos. Podría decirse que esta fue la primera violación de la historia. Esta fue, así mismo, la manera, a lo bestia, que Adán había desarrollado para poder hacerse de Eva cuando él lo quisiera. Curiosamente, mientras todas las veces que Eva era arrastrada de sus cabellos hacia el camastro para ser violada, ésta esbozaba una cómplice sonrisa, aún con los ojos cerrados. A Eva, ¡le gustaba el golpe! Y más increíble aún, descubrió de esta manera el amor. A más mazazos más amor. Adán no tardó en darse cuenta que este método no iba a funcionar para siempre porque en una de esas casi mata a Eva cuando una vez obnubilado por su ataque hormonal, se le pasó la mano y casi le rompe la crisma, por lo que la tuvo inconsciente por diez días. Durante esos días, la cuidó, le dio de comer en la boca, la abrigó, le dijo sonidos guturales muy cariñosos hasta que Eva se recuperó. Ya nunca más le pegó y todo volvió a fojas cero. Eva volvió a recuperar el mando y Adán vio estupefacto cómo a su pareja le crecía la barriga...
Todo lo demás es historia  conocida, y hasta nuestros días, las mujeres mantienen el estado de alerta por decirlo de algún modo, a los hombres mostrando ya sin disimulo alguno, partes de su cuerpo estratégicamente escogidos; ombligo, cintura, hombros, gran parte de pechuga, piernas, pompis, etc. Como las mujeres disponen cuándo y cómo pueden servirse un hombre, tiene que mantenerlo las 24 horas motivado y, como nunca sueltan rienda oportunamente para el hombre, siempre lo cogen necesitado. Todo este preámbulo ha sido necesario para demostrar científicamente, porqué y para qué se calatean las mujeres.  

La mujer

La mujer es como el arte abstracto, hay que disfrutarla sin tratar de entenderla.


Por alguna razón desconocida, la mujer está dotada desde su nacimiento de una astucia muy superior a la del hombre. Hacia los seis o siete años ya es capaz de administrar sus sentimientos y tiene la seguridad absoluta de sentirse un ser sobre valorado respecto al sexo opuesto. Y es precisamente el sexo el vehículo que utiliza para dominar al hombre. Desde muy temprano ha descubierto que los hombres son unos ingenuos (lo perciben con una claridad y velocidad pasmosas) y que jamás se dan cuenta del dominio que ellas ejercen sobre ellos. Aproximadamente a partir de los diez años de edad, la mujer puede perfectamente manipular a un hombre adulto de cualquier edad sin ningún problema y hacer con él lo que le dé la gana. Una mujer de 13 o 14 y no se diga, de más edad, es imbatible en el arte de dominar al hombre con una impresionante efectividad. La mujer posee muchos menos escrúpulos que el hombre, es mucho más osada, muchísimo más mala y cruel (ellas mismas no solo lo admiten sino que lo pregonan), teniendo la gran ventaja de manejar a su antojo sus glándulas lacrimales sumado a muchos otros dones que le ha regalado la naturaleza, como su extraordinaria facilidad para la actuación, sobre todo en el arte dramático. Como si esto fuera poco, la mujer llega a la madurez tan temprano como los doce o trece años, (se sabe que muchas llegan aún antes) asentándose sólidamente a sus quince años poco más o menos. El hombre, en cambio, ni siquiera está programado para llegar a la madurez en toda su vida. Es impresionante cómo se puede ver tan claramente el nivel de madurez y desarrollo físico comparando a una mujer de 15 años y a un hombre de la misma edad. La primera podría casarse y ser madre sin ningún problema, el segundo consideraría estas circunstancias como algo absolutamente absurdo e inaceptable y totalmente desproporcionado. Para colmo de la desgraciada diferencia entre estos géneros, la mujer tiene una capacidad sexual abrumadamente superior al hombre. Sus posibilidades de placer son prácticamente infinitas mientras que el hombre posee un órgano sexual muchísimo más primitivo, sumamente débil y de cortísima duración en cuanto a efectividad. Mientras una mujer podría estar con diez hombres en menos de una hora, un hombre de gran resistencia física y joven por añadidura, solo podría “atender” (no digamos satisfacer, porque eso sería demasiado pedir) a una sola mujer necesitando de intervalos de al menos una o dos horas, en el mejor de los casos,  para reiniciar un nuevo encuentro medianamente satisfactorio. Como consecuencia de esta realidad, la mujer se sitúa automáticamente por encima del hombre al que considera un disminuido sexual y mental. En la institución matrimonial, se sugiere que el hombre sea al menos diez años mayor que la mujer para paliar en algo la extraordinaria diferencia de madurez entre ambos, pero ni aún así, el hombre puede lograr que la mujer lo respete por lo que asume siempre una posición subalterna viviendo para protegerla, mimarla, alimentarla, tolerarla y sobre todo obedecerla en todo momento. El hombre es un desgraciado de nacimiento, porque además de tener que observar un comportamiento rígido dentro del matrimonio, donde no tiene ni voz ni voto, tiene la obligación de cumplir sexualmente con su esposa aunque no sienta ningún deseo, lo que lo coloca en una posición escalofriante ya que los requerimientos sexuales de la mujer, son sencillamente, insaciables. También es insaciable en pedir cosas materiales, llámense lujos y toda clase de comodidades ya que ella se considera un premio para el hombre, un regalito del cielo que por dejarle usar su vagina puede demandar precios increíbles, además, el hogar, solo le pertenece a ella. Todo ha sido diseñado y decorado para ella, el hombre tiene que vivir toda su vida matrimonial en un ambiente femenino, y tal es su devaluada posición en el hogar, que ni siquiera tendrá un urinario para poder miccionar cómodamente ya que todos, absolutamente todos, los baños de este planeta son para damas. En el matrimonio los hombres dejan de ser seres libres ya que siempre tienen que solicitar permiso a su mujer para ausentarse un par de horas para ver a sus amigos y la mayoría de las veces tal permiso les es denegado. La mujer exige la presencia de su hombre las 24 horas del día y para su ventura, le ha caído del cielo  aparatos milagrosos de control como el celular, con el cual pueden establecer un reglaje a lo FBI de todos y cada uno de sus movimientos. El hombre no puede y ni se atreve a tomar ninguna decisión en su hogar, puede tímidamente sugerir algo cubriéndose la cara con su laptop y arrodillado en el suelo, pero la última palabra será la de la mujer. Por más que se esfuerce, el hombre siempre será considerado por su mujer como un casi retrasado mental, pésimo chofer, pésimo negociador, irritantemente honesto y sobre todo un inmaduro sexual. Las mujeres describen a los hombres cuando hablan entre ellas como un huevón, un cerdo, un bueno para nada, un maldito e intolerable eyaculador precoz, infeliz, desgraciado, sacavueltero, infame, rata de cloaca, vil, mentiroso, desconsiderado, cruel, basura, porquería, burro (por bestia solamente), engreído, tarado, etc. Un hombre trabaja todo el día, a veces hasta los fines de semana, consigue tener una muy buena posición económica, compra una gran casa con piscina y todo el equipamiento, coloca a su familia en uno o dos o más de los mejores clubes exclusivos de la ciudad, compra autos de lujo para todos y viaja por doquier llevando a su familia. Mas por esas cosa del destino, un día a su mujer se le calienta la cabeza y sin pestañear y con la frialdad de un glaciar, le comunica a su hombre que hasta allí llegó la cosa, que se ha enamorado de un hombre mucho más joven que él y que la satisface sexualmente, que es para la mujer lo más importante en su vida, por lo que el buen hombre cogerá un par de bolsas usadas de plástico para poner su par de calzoncillos, un par de medias, un par de camisas y a mudarse a un cuarto solo su alma como Dios lo trajo al mundo. Además, le prohibirán que vea a sus hijos, pero eso sí, tendrá que seguir manteniendo a toda la familia como antes, incluyendo al nuevo compromiso, que ahora ocupará su cama y que está en la universidad por lo que no trabaja y encima es argentino. Pasará varios años, solo como una rata y al fin después de un lustro conocerá a otra mujer a la que se aferrará con uñas y dientes porque se encuentra más solo que viuda en matiné de lunes. Como buen descerebrado volverá a cometer los mismos exactos errores con la nueva mujer y no se dará cuenta que no se ha conseguido otra mujer sino que es la mujer acaba de conseguirse un hombre para que la atienda como un sirviente, que es lo que es y seguirá siendo por el resto de sus días. Así pasará su vida al servicio de una nueva  mujer porque, aceptémoslo hidalgamente, las mujeres son mucho más vivas que los hombres. ¡Sin duda!

El dinero

Después de muchos años vividos y muchas vidas conocidas, la conclusión es que el dinero no es algo muy importante en la vida, sino que es lo más importante en la vida. Cuantas veces se dice que el dinero no hace la felicidad, en efecto, no la hace, la compra hecha. Quien diga que el dinero no lo es todo en la vida, se equivoca. El dinero es lo más importante en la vida porque para mantenerla es indispensable tener dinero. No solo es indispensable tenerlo, sino más aún, hay que tenerlo en abundancia para que sirva. Todo el sistema creado por el ser humano ha sido concebido para ser utilizado únicamente a través de la tenencia de dinero. La sociedad ha creado tal cantidad de necesidades para la supervivencia que se hace absolutamente imposible pertenecer a ella sin contar con el dinero suficiente como para poder usufructuar felizmente la vida actual. La cultura es la primera causante de las aspiraciones del ser humano ya que en la medida que se va enterando de la existencia de la oferta que el sistema le ofrece, nunca podrá detenerse en su camino a la comodidad, a la felicidad y a lo más importante de todo que es la estabilidad en su vida. Aún en las inevitables desgracias de la vida humana, nunca será lo mismo lamentarse viviendo en una mansión que viviendo en una choza en los cordones de miseria que rodean a las grandes urbes. El dinero puede comprar casi todo, que es decir bastante. El dinero produce seguridad en uno mismo, hace posible ingresar a todos los círculos donde está lo mejor. Con el dinero se accede a las mejores expresiones de la calidad sea cual fuere la actividad que se escoja. El que tiene dinero no conoce el conformismo, ni la mediocridad, la dupla dinero y cultura hacen un ser insaciable en su deseo de progresar y escapar constantemente de lo ordinario y aspirar a los mejores niveles de calidad y cantidad. No se trata solo de bienes materiales, el dinero le permite acceder a la cultura cara, aquella de la que gozan muy pocos seres humanos, porque el conocimiento de calidad es caro, escaso y exclusivo. La velocidad del desarrollo personal está vinculada directamente al poder adquisitivo. Cuanto más se aspira más hay que pagar, la calidad no es democrática y la exclusividad tiene un valor alto. Si se quiere vivir en los niveles altos, no hay alternativa, hay que tener dinero y mucho. Las élites están conformadas por personas que cuentan con ingentes recursos, nada les es denegado, pueden acceder a todo aquello que le provoca y en cada provocación se enriquecen y cultivan como personas, al menos eso se espera. La vida no es un lecho de rosas, más bien es un valle de lágrimas, por lo tanto el reto es sortear ese valle y vivir lo menos posible en aquellos llantos. El dinero es un maravilloso comodín para todas las carencias que la vida nos impone, el dinero compra amigos, compra el amor, compra la comprensión, compra el consuelo, compra compañía. El dinero compra todo lo que nos puede servir de atenuante para combatir las dificultades de la vida. El dinero es la medicina más efectiva contra la depresión y las desgracias, el dinero compra los paliativos, compra hasta el deseo de acabar con la vida. El dinero ofrece la oportunidad de sentir el infinito placer de dar que nos engrandece tanto. El dinero no solo compra felicidad y bienestar, también puede producirlos para otros. Hacer el bien es mucho más fácil con dinero, es tan poderoso el dinero que hasta puede producir milagros si uno tiene nobles intenciones. Finalmente, el dinero compra y, esta acción, hace que este planeta cuente con todos los adelantos que se nos ofrece a diario porque millones tienen dinero para que estos se reproduzcan.

El costo del matrimonio

No obstante el matrimonio es la base de la sociedad, al parecer nadie ha dedicado tiempo para examinar el costo de esta institución sobre todo porque en esta se encuentran involucrados dos seres humanos y otros que sin solicitarlo y, muchas veces irresponsablemente, traídos al mundo para bien o para mal. Dos personas que han de renunciar a muchas cosas entre las cuales la más valiosa está íntimamente ligada a todo ser viviente. La libertad. Pero no todo es malo, hay infinidad de satisfacciones, como la sexual, que lamentablemente es tan efímera y que causa el deterioro de la relación de la pareja. Sumado a esto, la inconcebible y errada educación que se le imparte las mujeres y a los hombres. Dos géneros educados en una forma tal donde las féminas se les asegura ser un personaje superior y con carta blanca para hacer lo que le da la gana y en la otra parte un hombre disminuido sexualmente desde niño donde se le impide y condena el Edipo niño-madre y más bien se tolera y hasta de alienta el Edipo niña-padre, partida de nacimiento para una desventaja para él. Una vez devaluado el hombre, éste va sumiso a la renunciación de sus libertades elementales y más aún a su identificación personal respecto a su hábitat natural de por vida. En el mundo occidental, el sub mundo social creado y desarrollado en la América latina representa una espantosa realidad matriarcal donde el hombre es un ser devaluado total. La totalitaria libertad de acción de la mujer respecto al hombre y la nulidad y condena automática de tal facilidad del hombre para con la mujer, hace desde el inicio, la inviabilidad de una institución como el matrimonio a la latina. Desde que ambos actores no tienen los mismos derechos, la institución se transforma en írrita. Otros aspectos no considerados son aquellos donde se impone, sólo por costumbre o moda, una serie de actos descalificados por sociólogos, sicólogos y expertos en relaciones humanas en la convivencia. Compartir una cama con un solo juego de sábanas y un dormitorio para dormir a diario es antihigiénico, falto del necesario misterio y totalmente inelegante, lo que se transforma en la cuota inicial para la pérdida de la consideración y respeto mutuo. Es sabido que el exceso de intimidad es causa de menosprecio. Para el hombre vivir toda su vida en un hogar femenino, prácticamente sin voz ni voto en el hogar, donde se le exige permanentemente su puntual presencia diaria por un número limitado de horas, pero que sin embargo no se le tolera más de dos días de permanencia sin salir. Esta realidad es realmente patética. La puerta falsa por donde el hombre, en la mayoría de los casos, suele encontrar la vía de escape está tan a la mano como la secretaria que le ofrece la parte agradable de la vida, la atención, obediencia, admiración, cuidado y, cuántas veces hasta la satisfacción sexual que ya no encuentra en su propio hogar. La mujer latina, es dominante hasta la exageración, alienada desde que nace a creer que los hombres son una especie de sirviente-semental-paño de lágrimas-máquina de producir dinero-protector-guardaespaldas-niñera-jobiano-solucionador de problemas de todo tipo-mandadero-chófer las 24 horas entre otras cosas, sabe que puede tener a su hombre a raya por una cuota vaginal. El hombre alienado desde que nace, creerá toda su vida que debe someterse a la cuota vaginal y por ello, es capaz de los mayores sacrificios y humillaciones a los que someterá hidalgamente como todo un hombre y caballero, vale decir, como un pobre imbécil. En países del primer mundo, la cosa no es tan grave, pero la prendita de la vagina está tan vigente como en casi todo el mundo. No digo que lleguemos a la era cavernaria de tomar la iniciativa mediante un bate de béisbol, pero tan necesitados son los hombres como las mujeres en el sexo, que habría que establecer que la iniciativa puede partir de ambos lados en forma igualitaria. Acabar con la frescura de las mujeres que tienen la costumbre y la férrea creencia que sus caricias no será rechazada por ningún hombre y que lo contrario es para ellas inadmisible. Las mujeres pueden con absoluta libertad besar, tocar, desvestir, y copular con un hombre cuando les da la real gana y consideran lo opuesto como algo intolerable y hasta demandable legalmente. El hombre en su infinita y permanente estulticia, sufre el totalitarismo de la niñez y la adolescencia, llena de prohibiciones, hasta que alcanza la madurez y recién conoce la libertad, lo más preciado de todas las especies, sin embargo, él mismo busca vivir nuevamente en la esclavitud y acepta a otra madre con la cual recién podrá al fin satisfacer su frustrado Edipo hijo-madre(1) Es tan, un disminuido sexual, que sólo por gozar de esta experiencia, vuelve a someterse al totalitarismo matriarcal, sólo que esta vez la opta de por vida. ¿Puede haber en la creación animal más estúpido que el hombre? Es que el ser humano es distinguidamente pertinaz, sí, en errar. ¿Por qué los hombres siguen tolerando este vejamen?

(1) Edipos

Término médico perteneciente a la Psiquiatría. Se dice según Sigmund Freud, el creador del Psicoanálisis, que los hijos se enamoran de su madre (Complejo de Edipo) y las hijas del padre (Complejo de Electra), en psicoanálisis, nombre con el que se denomina el deseo sexual que siente la hija hacia el padre, acompañado por un sentimiento de rivalidad hacia la madre y un concomitante deseo inconsciente de su muerte. El término complejo de Electra fue acuñado por el psicólogo suizo Carl G. Jung. Freud sostiene que los hijos (as) mantienen una relación íntima con la madre mientras ésta los amamanta. 

Historia de Edipo

Edipo, en la mitología griega, rey de Tebas, hijo de Layo y Yocasta, rey y reina de Tebas respectivamente. El oráculo de Delfos advirtió a Layo que sería asesinado por su propio hijo. Decidido a rehuir su destino, ató los pies de su hijo recién nacido y lo abandonó para que muriera en una montaña solitaria. Un pastor recogió al niño y se lo entregó a Pólibo, rey de Corinto, quien le dio el nombre de Edipo (pie hinchado) y lo adoptó como su propio hijo. El niño no sabía que era adoptado y, cuando un oráculo proclamó que mataría a su padre, abandonó Corinto. Durante su travesía, encontró y mató a Layo, creyendo que el rey y sus acompañantes eran una banda de ladrones y así, inesperadamente, se cumplió la profecía.

Solo y sin hogar, Edipo llegó a Tebas, acosado por un monstruo espantoso, la Esfinge, que andaba por los caminos que iban a la ciudad, matando y devorando a todos los viajeros que no sabían responder al enigma que les planteaba. Cuando Edipo resolvió acertadamente el enigma, la esfinge se suicidó. Creyendo que el rey Layo había muerto en manos de asaltantes desconocidos, y agradecidos al viajero por librarlos del monstruo, los tebanos lo recompensaron haciéndolo su rey y dándole a la reina Yocasta por esposa. Durante muchos años la pareja vivió feliz, sin saber que ellos eran en realidad madre e hijo.

Entonces descendió una terrible peste sobre la tierra, y el oráculo proclamó que debía ser castigado el asesino de Layo. Pronto Edipo descubrió que involuntariamente había matado a su padre. Atribulada por su vida incestuosa, Yocasta se suicidó y, cuando Edipo se dio cuenta de que ella se había matado y que se condenaba a sus hijos, se quitó los ojos y abandonó el trono. Vivió en Tebas varios años pero acabó desterrado. Acompañado por su hija Antígona, vagó durante muchos años. Finalmente llegó a Colono, un santuario cerca de Atenas consagrado a las poderosas deidades llamadas Euménides. En este santuario para suplicantes murió Edipo, después de recibir la promesa del dios Apolo de que el lugar de su muerte permanecería sagrado y otorgaría un gran beneficio a la ciudad de Atenas, que había dado refugio al vagabundo.

Satiriasis: exaltación del impulso sexual, jerga médica. De Sátiro, personaje de la mitología griega.
Andromanía o ninfomanía: del personaje de la mitología griega Ninfa. Las ninfas eran consideradas muy agresivas en su conducta sexual.